Según el gran filósofo y pensador J. Schumpeter, la ciencia es “cualquier conocimiento que haya sido objeto de esfuerzos conscientes para perfeccionarlo”. Haciendo un análisis sumario de esta definición, podríamos quedarnos satisfechos con esta definición, ya que sintetiza y condensa en una única frase lo que se puede entender por ciencia. Sin embargo, yendo más en el detalle y desglosando cada término, hay que lamentar que la definición es tan amplia, genérica e imprecisa que al final resulta decir todo y nada al mismo tiempo, es decir el concepto de ciencia detallado por Schumpeter no es ni exhaustivo ni completo. Y no lo es por una serie de razones.
En primer lugar, la definición simplifica enormemente los hechos y la realidad empírica, identificando ciencia con conocimiento. Este último término es mucho más complejo de lo que parece, sobre todo porque implica y se desarrolla en tres características fundamentales: en primer lugar, el conocimiento, en el ámbito científico, no solo sirve para describir un hecho o un experimento (lo que sería reductivo), sino que también debe explicar, con bases científicas, porque un acontecimiento se produce y porque no podría producirse en otras circunstancias.
En segundo lugar, la explicación debe darse con criterios y formulas única y exclusivamente objetivas, verificables, ponderables, medibles. Además, la explicación debe poder ser verificable por quienquiera, en cualquiera circunstancia. Las ciencias exactas excluyen la subjetividad del observador, haciendo que este se “limite” en medir, formular y explicar racionalmente, sin expresar, bajo ningún concepto, ningún tipo de prejuicio, creencia, opinión o juicio de valor. En las ciencias exactas, las cosas son como son, y no pueden cambiar según el punto de vista del observador o su estado anímico. Es más, los experimentos científicos deben poder ser repetibles para encontrar el patrón que une entre ellos los fenómenos, encontrando la llamada relación causa- efecto. Ésta es, sin lugar a dudas, la gran diferencia que separa las ciencias exactas de las llamadas ciencias sociales. Por todo esto, no es de extrañar que Lenin y Engels consideren las ciencias exactas como materialisticas y no ideológicas o espirituales. Los científicos deben tocar la materia, no pensarla; deben medir un objeto, no interpretarlo; deben explicar una teoría, no formular una serie de hipótesis igualmente válidas y aceptables.
El tercer factor que caracteriza al conocimiento es que este siempre es una base de partida para algo más; el conocimiento siempre es un fin para conseguir una meta mayor, pero nunca y jamás puede ser un fin en sí mismo. No basta con conocer, describir y explicar un objeto: el ser humano no se debe conformar con eso. Por lo contrario, la consecución del conocimiento es el punto de partida (y no la meta), la conditio sine qua non de la acción (praxis en griego). Aquí está la clave de la complejidad del conocimiento, considerado ahora como la base de la acción o actividad. Este enfoque plantea, por lo tanto, nuevos retos y preguntas a los cuales tenemos que contestar: relacionando el conocimiento teórico con la acción práctica, ¿los científicos están actuando, además de teorizando? En mi opinión, la respuesta es positiva. Los científicos, a la hora de describir y analizar un fenómeno científico, lo están manipulando, cambiando, alterando. Por ejemplo, cuando los científicos explican cómo y porque se producen los terremotos, están simplificando un fenómeno complejo, haciéndolo comprensible incluso a los menos cultos o interesados. Por lo tanto, los científicos no se “limitan” en explicar la realidad, sino que además están ofreciendo a la comunidad un marco teórico importante, que sucesivamente servirá de base y apoyo para la acción concreta. Además, los mismísimos actúan mientras investigan, porque para conocer un fenómeno hay que actuar sobre él, moverlo, medirlo y manipularlo. Esta acción puede, además, proceder de una investigación anterior, de manera que conocimiento y acción representan las dos caras de una medalla que nunca termina o terminará, sino que siempre está evolucionando, progresando y dejando para la posteridad una mayor información.
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