Según el profesor Carballo Cortina, plantearse el significado y los objetivos perseguidos por la ciencia es una construcción personal que intenta explicitar la experiencia y las investigaciones de cada científico o estudioso. En efecto, como dijo en su época el genial Albert Einstein, “la ciencia como fin que debe ser perseguido es algo tan subjetivo como cualquier otro aspecto del esfuerzo humano de modo que cada individuo que viva en una época distinta dará una respuesta diversa acerca de los fines y los objetivos perseguidos por los investigadores. Por lo tanto, aunque si intenta llegar a conclusiones objetivas, demostrables y confutables empíricamente por cualquiera y en cualquier sitio, cada uno abordará el asunto desde su punto de vista personal, dedicándose a buscar las respuestas en los temas que les interesan más. De todo esto se deduce que la ciencia es una actividad humana, social e intrínseca al ser humano, que responde al afán de cada uno de nosotros en encontrar respuestas y soluciones, pero teniendo siempre en cuenta de nuestras limitaciones físicas, naturales o conceptuales. A pesar de esta faceta personal e individual, desgraciadamente hoy día los hombres intentan imponer su propia visión como objetivamente verdadera y aceptable, despreciando y rechazando todas las culturas que intenten oponerse al pensamiento único dominante. Este es, sin lugar a dudas, el camino más erróneo, porque nos llevará a unas consecuencias muy malas y nefastas.
Por otro lado, la idea de ciencia está directamente relacionada con la idea de progreso, es decir el objetivo último de cada análisis, investigación o descubrimiento será siempre ir hacia adelante y nunca hacia atrás. Dicho esto, es difícil establecer, entre ciencia y progreso, cual es la variable dependiente y cual la variable independiente. Entre otros, Popper, Longo o el mismo Marx intentaron establecer, una vez por todas, las relaciones existentes entre estos dos campos. Este último, en efecto, al ser un materialismo filosófico coherente, constituye la primera visión (o concepción) del mundo basada total y exclusivamente en la ciencia. La diversidad de opiniones, posturas y planteamientos representa, sin lugar a dudas, la prueba más fiable y creíble del hecho que no existe “la Ciencia”, sino distintos enfoques, puntos de vista y planteamientos, que se relacionas directamente con la opinión de uno de los mejores hombres de saber que ha tenido el ser humano.
Todo esto nos sirve para avanzar un paso más en el tema y analizar la relación entre ciencia y concepción del mundo, destacando que la disección y separación entre concepción del mundo como un no-saber y ciencia como conocimiento es más un esfuerzo analítico y teórico que un problema real y corriente. Por lo tanto, debemos afirmar que el objetivo último de la ciencia y de los científicos también constituye una visión del mundo, ya que se nutre de los sistemas de ideas en vigor en cada época para construirse. Todo esto nos deja de manifiesto la extrema importancia de las ideologías, de los juicios de valor anteriores a la investigación científica. Cada uno de nosotros no “hace ciencia” por casualidad o porque empujado por el afán de conocer y explicar todos los aspectos de la naturaleza, sino que cada uno se dedicará en investigar y explicar una determinada faceta para “llevar el agua a su molino” y demostrar que sus ideas son válidas. En esta óptica, el marxismo puede ser analizado como uno de los intentos más claros de identificar Ciencia con ideología, visión del mundo con realidad, subjetividad con objetividad. Por lo tanto, debemos tener muy claro en nuestra cabeza la importancia de la relatividad de la ciencia, así como la centralidad del tema del método. Este el instrumento más valido a la hora de apreciar el éxito o el fracaso de una investigación científica, siendo el reflejo tanto del individuo que lo aplicará y llevará a cabo como de su visión de partida y de sus juicios de valores, que le empujarán a analizar un fenómeno en lugar de otro. Dadas estas características, no es de extrañar que tampoco esta vital herramienta en mano de los científicos esté libre de la influencia de la ideología. Por lo tanto, ésta (considerada como el conjunto de valores, creencias e ideales poseídos por los individuos a través del cual analiza y explican la realidad) está presente en todas y cada una de las etapas del método científico, a saber descripción, clasificación, explicación y verificación. Cada una de esta etapa metodológica se puede abarcar utilizando tres modos de inferencia: deductivo, inductivo o reductivo. Cada investigador puede utilizar indistintamente cada una de las técnicas, dependiendo de su aptitud personal o del objeto de investigación, o incluso puede combinar las tres para obtener un análisis más detallado y profundizado.
En la primera etapa, el investigador se “limita” en observar (con ojo y espíritu crítico) y describir el objeto de investigación, limitando así su futuro estudio a los rasgos y características más notables e importantes. Una vez observado y descrito su objeto de análisis, en la siguiente fase se deberá proceder a clasificarlo, es decir se deberán encontrar las similitudes y diferencias con otros objetos del entorno con en el fin de situarlo analíticamente en el contexto adecuado. Una vez entendido donde está el investigador y su objeto, se pasa a la formulación de hipótesis de investigación, que sería una proposición (o un conjunto de proposiciones) con las cuales se intentará explicar el cómo y, sobre todo, él porque del fenómeno investigado. Una vez elaborada esta hipótesis, es de fundamental importancia verificarla y validarla empíricamente, para ver si el presupuesto de partida es correcto o bien si hay algún fallo. En el caso de que esto ocurra, hay que volver atrás en la investigación y, a través del método de “ensayo y error”, probar y reprobar hasta que no se encuentre una explicación lógica y satisfactoria del fenómeno.
Todos estos procesos, que al fin y al cabo no serían nadan más que un procedimiento de tesis, antítesis y síntesis, demuestran que el método de investigación debe distinguirse formalmente del método de exposición. Según nos dice Marx, en efecto, “la investigación ha de tender a asimilarse en detalle la materia investigada, a analizar sus diversas formas de desarrollo y a descubrir sus nexos internos. Y si sabe hacerlo y consigue reflejar idealmente en la exposición la vida de la materia, cabe siempre la posibilidad de que se tenga la impresión de estar en una construcción a priori”. Por lo tanto, la investigación abarca todo el proceso del conocimiento científico, mientras que la exposición representa una etapa distinta, que se llevará a cabo solo cuando terminamos con la investigación. La exposición consistirá en el proceso dialectico que, partiendo de una formulación teórica del problema y de sus coordenadas teórico – prácticas, permita la realización de un análisis empírico de la realidad objetiva que nos conduzca a la formulación de una hipótesis.